A veces se habla tanto
de las cosas, que se pierden sus fundamentos. Esto está ocurriendo, en los
últimos tiempos, con algunos conceptos empresariales, como por ejemplo la
innovación. Conviene pues aclarar el terreno de juego. La innovación es la
habilidad para gestionar el conocimiento creativamente. La propia definición
nos marca claramente dos ámbitos estratégicos en la innovación: los
conocimientos y la creatividad. Si alguna de estas dos variables falla, la
innovación no es tal. No hay más que mirar a las empresas innovadoras para
darnos cuenta de que no es una cuestión de recetas mágicas. Son empresas que
tienen entre sus filas gente con talento. Esto les permite desarrollar nuevas
ideas sobre nuevos productos, servicios, estrategias y procedimientos existentes,
e incluso, abordar la creación de nuevas realidades, de nuevos negocios y
nuevas industrias.
La capacidad para
innovar de las empresas y de sus profesionales está determinada por sus propias
realidades, pero también por la capacidad para adaptar y aplicar conocimientos
producidos en cualquier lugar. No debemos olvidar que la innovación es producto
de la combinación del conocimiento con la acción. La innovación, como el
proceso de llevar a la práctica concreta ideas generadas por la creatividad, debe
ser la característica esencial de la personalidad de los emprendedores y de las
empresas en constante crecimiento.
Desde esta óptica,
“innovación” y “emprendimiento” (entendido tanto en el sentido de la aparición
de nuevas empresas y negocios, como en el sentido de la transformación de las
existentes), son dos pilares fundamentales para tratar de reconducir la
situación actual. El emprendimiento innovador, nos ayudará a identificar nuevas
realidades empresariales, a transformar oportunidades en ingresos, a mejorar la
competitividad de nuestras empresas y profesionales y, por lo tanto, no
permitirá acelerar el crecimiento económico.
Necesitamos mejorar la
formación de nuestras empresas, profesionales y jóvenes especialmente en el
ámbito del pensamiento creativo. Necesitamos aumentar la investigación aplicada
que nos conduzca a la generación de nuevos conocimientos. Necesitamos mejorar
las condiciones del sistema actual, de forma que se mejore el flujo de nuevos
proyectos, que se facilite el contacto entre creadores y emprendedores con
posibles inversores y que se faciliten las condiciones administrativas para
poner en funcionamiento nuevas realidades empresariales.
El crecimiento y
desarrollo futuro de nuestra economía va a ser directamente proporcional a
nuestra capacidad de innovación y a nuestra capacidad de emprendimiento. Ambos
conceptos, innovación y emprendimiento, dependen del conocimiento, del saber.
Por lo tanto, invertir en conocimiento, debe ser una prioridad para superar las
dificultades actuales y poder construir un futuro más próspero y estable para
todos.
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